la armonia en el hogar
14:23 | Author:
Título: La armonía en el hogar

Fondo Bíblico: 1 Corintios 7:10-16; Efesios 5:21-25, 28,29; 61-4

Verdad central: La familia cristiana que vive en armonía honra a Dios.

Texto áureo: Sumisos unos a otros, revestíos de humildad. 1 Pedro 5:5

Objetivo del aprendizaje

Examinar las pautas bíblicas para las relaciones en el hogar y resolverse a seguirlas.

Bosquejo general

I. La relación entre esposo y esposa

A. La sumisión: Un mandamiento

B. El amor: Un mandamiento

II. La santidad del matrimonio

A. Una institución santa y de por vida

B. Aun con un cónyuge incrédulo

III. Relaciones entre padres e hijos

A. Obedecer y honrar

B. Velando por las almas de los niños

Introducción

Más que nunca, la Iglesia debe preocuparse por el estado del hogar. Cada año millones de parejas prometen amarse, en las buenas o en las malas. Pero sólo en los EE.UU. la mitad de tales matrimonios terminarán en el divorcio. Al creyente le gustarla creer que esa mitad que termina en divorcio es representante de las parejas que no asisten a ninguna iglesia, y creer que la otra mitad que triunfa sobre ese desastre y ataque satánico son cristianos. Pero lamentablemente no es así. Hay discordia en los hogares cristianos, discordia que muy a menudo termina en el divorcio. En las palabras del apóstol Santiago: "No debe ser así." El hogar cristiano debe ser un ejemplo al mundo de cómo el amor de Cristo puede desarrollarse en nuestra vida.

Comentario bíblico

I. La relación entre esposo y esposa Efesios 5:21-25, 28,29

A. La sumisión: un mandamiento

Pregunta: ¿Cuáles son los principios fundamentales de las relaciones entre cristianos?

La humildad y sumisión deben ser la base para toda relación entre miembros del Cuerpo de Cristo. Los conflictos y la desintegración de la familia vienen cuando uno, ya sea hombre o mujer, no sabe cómo someterse a otros. El creyente que está lleno del Espíritu busca la posición más humilde (servir a otros) mas bien que la más elevada (ser servido).

Lamentablemente, partes de este pasaje en Efesios se han usado para justificar actitudes y conductas que no son cristianas. Exigirle a la esposa o a cualquier hermano en Cristo a que se someta como dicen las Escrituras no es una actitud cristiana o bíblica. Cristo nos anima a someternos unos a otros, amándonos y dándonos por otros así como El se dio por la Iglesia.

Algunas personas ponen un punto después de "El marido es cabeza de la mujer" sin leer lo que sigue. Pero el modelo para la sumisión de la esposa es tan importante como el mandato:'"así como Cristo es cabeza de la iglesia" (v. 23). Cristo no es dictador o tirano. El esposo que busca demostrar el amor y la compasión de Cristo también es el líder de su familia; no amenazará los sentimientos que su esposa tenga de su propia autosuficiencia.

"Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo" (v. 24). La Iglesia está compuesta de miembros imperfectos. Sin embargo, cada verdadero creyente de la iglesia, sean cuáles sean sus faltas, sinceramente desea estar sujeto a Cristo. El espíritu está dispuesto, pero muchas veces la carne es débil (Mateo 26:41). El Espíritu Santo ayuda al creyente a reconocer y obedecer el señorío de Cristo. El también puede ayudar a una esposa a reconocer y responder al santo liderazgo de su esposo.

B. El amor: un mandamiento

Pregunta: ¿Qué papel desempeña el marido en un matrimonio cristiano?

Los maridos deben amar a sus mujeres, "así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (v. 25). Los versículos 28 y 29 recalcan la unión que trae el matrimonio. Ya que un hombre y una mujer llegan a ser una sola carne en un sentido espiritual y real, el marido debe cuidar de las necesidades de su esposa como si fueran las de él. Sus planes, deseos y preocupaciones deben ser una influencia importante en las decisiones que toma el marido.

Cristo mostró su amor por la iglesia al morir por ella. El sufrió y murió por nosotros por su gran amor. Como resultado, El se compadece de nuestras enfermedades y sufrimientos. El tiene un oído sensible que escucha y responde con compasión a nuestras súplicas de ayuda. En cambio, El pide de nosotros una disposición de sumisión.

Ese es el ejemplo que el marido debe desempeñar en un matrimonio cristiano. Sin embargo, hay una diferencia importante. Cristo es perfecto, en sabiduría, conocimiento y entendimiento. El mejor esposo reconoce sus debilidades al mismo tiempo que reconoce las, responsabilidades de liderazgo que Dios le ha dado.

Cuando sea posible, las decisiones en el hogar deben hacerse en conjunto, con ambos compañeros de acuerdo (para el bien del otro) con un plan de acción. En la vida de cada pareja hay momentos en que suceden desacuerdos. Cuando la pareja no puede llegar a un acuerdo con respecto a una decisión, Dios ha ordenado que el marido sea el que tome la decisión y que la esposa se someta al honrar y respetar esa decisión.

II. La santidad del matrimonio 1 Corintios 7:10-16

A. Una institución santa y de por vida

El matrimonio no es sólo para tener compañerismo, para disfrutar del placer físico, o para la procreación de los hijos. El matrimonio es una institución divinamente ordenada en que "dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24). "Una sola carne" implica una relación o comunión en que el cuerpo sirve como vínculo físico en la unión total.

El matrimonio es una relación exclusiva entre el hombre y la mujer: física, emocional, intelectual y espiritual. Tal relación no es posible con más de una persona a la vez. El matrimonio tiene la finalidad de durar mientras ambos cónyuges vivan.

La promiscuidad no refleja la dedicación total de un matrimonio, y por lo tanto, se denuncia como pecado, ya sea el pecado de fornicación o adulterio. La unión conyugal simboliza la unión de Cristo a la Iglesia, así como la relación entre Cristo y la Iglesia es el ejemplo para un matrimonio ideal.

Pregunta: ¿Qué puede hacer la Iglesia para combatir la actitud irresponsable que el mundo tiene hacia el matrimonio?

Un matrimonio cristiano requiere una dedicación total. Los votos tomados en una ceremonia matrimonial cristiana, "hasta que la muerte nos separe", tienen un sentido de permanencia. Las Escrituras, en las palabras de Jesús, están de acuerdo: "Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Marcos 10:9).

El mundo ha adoptado normas diferentes para el matrimonio. El mundo dice: "La dedicación total del uno hacia el otro está bien, pero no es necesaria. Si uno desea vivir con un cónyuge por toda su vida, está bien; pero ¿qué hay de malo en divorciarse y casarse con otro u otra si es lo que quiere?" Lamentablemente, muy a menudo las normas del mundo llegan a ser las normas adoptadas por la iglesia.

Pregunta: ¿Existen circunstancias en que Dios se complace del divorcio?

Podemos discutir mucho de si las Escrituras le permiten al cristiano divorciarse. Pero uno siempre debe recordar que el divorcio en sí nunca ha agradado a Dios. Pueden existir situaciones (tales como las que Cristo menciona) en que un creyente resulte víctima del pecado de su cónyuge, que luego terminan en divorcio. Pero la Biblia siempre .ve esto como una tragedia. Lo cierto es que Dios estableció el matrimonio para ser una unión permanente. Pablo nunca vacila en su presentación del matrimonio cuando se trata de la importancia de preservar esa unión.

B. Aun con -un cónyuge incrédulo

La mente humana puede buscar toda forma de justificación para el divorcio. Podría parecer que una de las mejores justificaciones desde un punto de vista bíblico podría ser: "No es un cónyuge cristiano." Después de todo, la Palabra de Dios dice: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos" (2 Corintios 6:14).

Pregunta: ¿Es correcto usar este pasaje de esta manera?

La verdad que se presenta aquí se relaciona con la decisión de casarse o no con una persona inconversa. En 1 Corintios 7:10-16 vemos que una vez que se establece el matrimonio, no se encuentra nada en la Biblia para apoyar la decisión de terminar con ese matrimonio.

El matrimonio es tan sagrado ante los ojos de Dios, y las consecuencias sociales del divorcio tan devastadoras, que Pablo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, exhortó a los creyentes a esforzarse para mantener el matrimonio intacto. La esposa o el marido de un cónyuge inconverso debe vivir en completa armonía con ese cónyuge. Como se expresa en el versículo 16, seguir en unión con esa persona puede resultar en la salvación de la misma.

Si la Biblia muestra tanto interés en que permanezca esa relación con un cónyuge inconverso, es obvio que el mensaje será aun más fuerte para una pareja en que los dos son cristianos. Deben trabajar con la misma diligencia en cuanto al entendimiento y la reconciliación. Además, en un matrimonio cristiano, ambos cónyuges pueden acudir al Señor y recibir su ayuda.

Lo que dice Pablo de permanecer con un cónyuge inconverso también se aplica a los cónyuges cristianos que observan entre sí actitudes o acciones que no son cristianas. El esposo no siempre es tan cariñoso y la esposa no siempre tan sumisa como las Escrituras instruyen. Y por supuesto, cada cónyuge puede tener actitudes no cristianas en muchas otras áreas. Dios espera que las parejas sigan procurando la armonía en el matrimonio. A medida que los esposos y las esposas sometan sus vidas y matrimonios a Dios, se puede restaurar esa armonía.

III. Relaciones entre padres e hijos Efesios 6:1-4

A. Obedecer y Honrar

La instrucción de obedecer a los padres por lo general se aplica a los niños más pequeños. Pero ¿qué de los hijos ya crecidos? La obediencia es el concepto más apropiado para los hijos más pequeños. La honra es el concepto más apropiado para los hijos crecidos.

Vemos ambos términos en Efesios 6:1,2. El concepto de la honra incluye obedecer cuando la obediencia se pide en forma correcta. Puede ser difícil para un niño pequeño entender el concepto de honrar; a él le resultará más fácil comprender la obediencia. Aprender a obedecer es el primer paso hacia el principio de honrar a los padres.

La referencia de Pablo acerca de los Diez Mandamientos (Éxodo 20) muestra que fue Dios quien estableció la autoridad de los padres. Como Pablo les recordó a los efesios en el versículo 3, el mandamiento de obedecer va junto con la promesa de las bendiciones de la obediencia. Si uno aprende y obedece el mandamiento de honrar al padre y a la madre, tendrá relaciones correctas en el hogar y en la sociedad. Obedecer la autoridad de los padres prepara a los hijos para obedecer otras formas de autoridad, ya sean terrenales o divinas.

B. Velando por las almas de los niños

No todos los adultos son padres, pero cada adulto debe preocuparse de esta generación de niños que pronto serán los líderes morales y espirituales de nuestra sociedad.

Se dice con frecuencia que los padres deben pasar tiempo con sus hijos, pero a la vez, uno debe, como padre, estar atento a lo que sus hijos dicen. Cuando los hijos reciben corrección y disciplina de sus padres, este es un momento en que los padres les prestan atención. Pero si este es el único tiempo en que los padres les prestan atención a sus hijos, es probable que los hijos identifiquen este tiempo con sus padres como un tiempo de disciplina y corrección. En tales casos carecerán de la atención positiva que es tan esencial para el desarrollo completo.

Efesios 6:4 da un resumen de verdades que sirven para criar una familia. La primera parte del versículo, en términos generales, les dice a los padres que no exijan demasiado de sus hijos. Los niños son sensibles y tiernos de espíritu. Los padres deben tratarlos con consideración, sin esperar que respondan como si fueran adultos.

Esto no es una apelación a que los padres no disciplinen a sus hijos o de que tomen la posición de "no tocarlos". La segunda parte de Efesios 6:4 exige pasos muy positivos y activos para influenciar a los hijos para Dios. Es una tarea que dura todos los años de la niñez de los hijos, y que abarca cada aspecto de la interacción entre padres e hijos.

Aplicación

La mayoría de los alumnos en la clase de adultos tienen un papel qué desempeñar en el hogar. Puede ser un hijo que cuida de un padre anciano; puede ser un padre y una madre que están criando a sus hijos en el temor Dios; puede ser un padre o una madre que vive solo criando a sus hijos para que sirvan al Señor; puede ser una pareja anciana que tienen hijos que tienen sus propias familias. En cada caso, Cristo desea que exista armonía entre sus miembros. Las tensiones en una relación -entre padre e hijo, entre cónyuges, entre hermanos- pueden causar que otras amistades y relaciones se desintegren.

Tener paz con Dios es el primer requisito para cada individuo en el hogar. Cuando la dedicación espiritual de un miembro empieza a menguar, pronto habrá conflictos. Cada miembro debe guardar su relación personal con Cristo y a la vez permitir que el Espíritu Santo cultive en él el fruto del Espíritu. El amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza... todo este fruto es esencial para que uno se lleve bien con los demás.

Sin excepción, no existe un hogar donde no haya conflictos y tensiones. Aún somos humanos y sujetos a los fracasos. Pero el Espíritu está presente para ayudar a los miembros del hogar que desean tener esa armonía sobrenatural.


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1 comentarios:

On 1 de febrero de 2021, 9:41 , Unknown dijo...

Estas son las obras y los temas que debemos compartir, ya que es evidente que somos faltos de conocimiento y sabiduría, y que bien que sean los temas inspirados desde el manual de vida.
Felicitaciones y muchas gracias