el ministerio indivudual
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Título: El ministerio individual

Trasfondo Bíblico: Romanos 12:4-8; Efesios 4:1-13

Verdad central: Todo creyente tiene un lugar de ministerio en la iglesia.

Texto áureo: Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor (Efesios 4:1,2).

Objetivo: Comprender el concepto del ministerio dentro del Cuerpo de Cristo, y encontrar maneras de edificar y servir a otros.

Bosquejo

I. Busque la unidad espiritual

A. Nuestro llamado especial

B. Actitudes para la unidad

C. La unidad del Espíritu

II. Busque edificar a otros

A. Cristo da dones

B. Dones para servir

III. Ministre a otros creyentes

A. Los principios

B. La práctica

Comentario Bíblico

I. Busque la unidad espiritual (Efesios 4:1-6)

A. Nuestro llamado especial

Dios tiene un plan, un llamado especial para cada cristiano. Pablo usó su propia experiencia como un ejemplo de cómo el llamado de Dios penetra cada área de la vida del creyente. Afirmó que su encarcelamiento en una prisión romana no fue un caso de mala suerte ni un error de Dios. Aun esto era parte del llamado dé Dios; Pablo realmente era "prisionero del Señor".

Cada creyente tiene un papel que desarrollar en el plan eterno de Dios. La vida del cristiano no es una serie de accidentes o coincidencias, más bien, es una respuesta positiva al llamado de Dios.

Dios llama a los creyentes no sólo a hacerse sus hijos sino también a andar "como es digno de la vocación con que fuisteis llamados." Lo que Dios espera de sus hijos incluye el carácter personal de ellos así como sus relaciones con otros y sus actividades diarias.

B. Actitudes para la unidad

El libro de Efesios usa muchas palabras en sentido figurado para ilustrar la relación del creyente con Dios y sus hermanos en la fe. Algunas de éstas son: hijos (1:5), cuerpo (1:23), conciudadanos (2:19), familia (2:19), y templo (2:21). ¿Qué dice cada una de estas palabras acerca de nuestras relaciones con otros cristianos? Estas palabras ayudan a describir la unidad que Dios desea para la Iglesia. El llama a los cristianos sus "hijos" y miembros de su "familia", términos que implican imágenes familiares. La Iglesia es un "cuerpo" del cual cada uno de nosotros es un miembro importante. Los creyentes también son "conciudadanos" del cielo y un "templo santo en el Señor".

Note las características personales dadas en el versículo 2 que se necesitan para "guardar la unidad del Espíritu" (Efesios 4:3).

Las dos ideas de "humildad" y "mansedumbre" señalan a una actitud de consideración por otros. En los escritos académicos del griego secular, la palabra que Pablo usó para humildad significaba tener una pobre imagen de sí mismo, y una tendencia a presentarse delante de otros como un insignificante. Los escritores bíblicos fueron inspirados a utilizar el concepto de la humildad en forma positiva. La verdadera humildad consiste en reconocer lo mucho que dependemos de Dios y estar dispuestos a sufrir inconvenientes por el bienestar de otros.

La persona que es mansa muestra moderación; evita los extremos. Incluye la idea de ejercer dominio propio. Todos podemos pensar en ocasiones cuando nuestra falta de dominio propio causó cierta fricción en algunas relaciones. El cristiano manso es una persona que está bajo el control de Dios.

El versículo 2 dice "soportándoos con paciencia". La aplicación de esto significa tener paciencia con otras personas: teniendo paciencia "los unos a los otros en amor". Al reconocer nuestras faltas, no debemos darle rienda suelta a la irritación o frustración con las faltas de otros.

Aunque la palabra "amor" está conectada a "soportándoos con paciencia," ya hemos visto que Pablo les explicó a los creyentes efesios en detalle la idea del alcance del amor de Dios. Cuando respondemos a su amor por nosotros, aprendemos a amar a otros de ^manera realmente desinteresada.

C. La unidad del Espíritu

Pregunta: ¿Es posible desarrollar las características que Pablo enumera, sólo con esforzarnos más?

El versículo 3 enseña que la meta del creyente es mantener la unidad, pero es la unidad del Espíritu. El creyente debe esforzarse mucho para vivir para Dios y para otros, pero la actividad del Espíritu en su vida será la clave para el éxito de tales esfuerzos. En los versículos 4-6, se menciona a cada persona de la Trinidad, lo cual muestra la cooperación de la Trinidad en dar vida espiritual a la Iglesia.

El versículo 4 continúa considerando al Espíritu. Reafirma la verdad del versículo 3. El Espíritu Santo hace que los creyentes en todo el mundo sean un solo Cuerpo. En 1 Corintios 12:13 Pablo escribió del vínculo que el poder del Espíritu crea entre personas de distintas razas.

El versículo 5 aborda a Cristo. El es el "un Señor" de la Iglesia. Su sacrificio ha hecho posible la reconciliación entre los pecadores y un Dios santo. La mención de "una fe" y "un bautismo" bien pueden ser reafirmaciones del papel que Cristo desempeña cuando nos presentamos delante de Dios. Ponemos nuestra fe en su identidad como el Hijo de Dios y nuestro Redentor. Hacemos una confesión de fe pública mediante el bautismo en agua.

Pablo pareció llegar a un énfasis máximo en el versículo 6. Pablo les dijo a los efesios que Dios el Padre es "sobre todos, y por todos, y en todos". Podían ver más allá de sus dificultades personales y verse ligados a un Dios más grande que el universo y tan perdurable como la eternidad.

II. Busque edificar a otros (Efesios 4:11,12 A. Cristo da dones)

Pregunta: Al leer Efesios 4:1-13 ¿qué aparente división se ve entre los versículos 1-6 y 7-13?

El ejemplo de la unidad cristiana que se encuentra en Efesios 4:1-6 señala una y otra vez a un cuerpo de creyentes. Pero este cuerpo está compuesto de individuos, y Dios valora las cualidades especiales de cada creyente. Cuando nos identificamos con el Cuerpo de Cristo, usamos las características personales que Dios creó en nosotros para su gloria. Como creyentes. Dios también nos da dones especiales que van más allá de los talentos con los que nacemos. Efesios 4:7-13 mira más de cerca la función personal que el individuo tiene dentro del Cuerpo.

En los versículos 7-10 vemos que Cristo obra en los creyentes capacitándolos para el ministerio. Mientras los teólogos debaten la naturaleza exacta de los movimientos de Cristo descritos en estos versículos, el punto clave es que El "dio dones". Jesús no sólo murió para que la humanidad fuera salva, sino también para que los que vienen a Dios por medio de El sean capacitados para un servicio especial.

B. Dones para servir

Pregunta: ¿Cómo define la mayoría de la gente el término 'ministro'?

Entre los que conocen bien el vocabulario que usan los cristianos, la palabra "ministro" generalmente representa a un pastor, evangelista, misionero o alguien más a quien se le paga un salario por el trabajo que desempeña en la iglesia. El Nuevo Testamento no les atribuye el término "ministro" sólo a personas que pertenecen al clero. Puede aplicarse a cada creyente.

En el versículo 7 Pablo enfatizó que "a cada uno de nosotros fue dada la gracia". Cuando Pablo mencionó dones específicos de ministerio en el versículo 11, no hizo una lista completa. El dio ejemplos de posiciones de liderazgo espiritual dentro de la Iglesia. Otras listas que Pablo incluye en sus escritos son más completas, y se considerarán más de cerca en la lección de la próxima semana.

Los versículos 12 y 13 son el enfoque aquí. Sea cual sea el don que un creyente ejerce, el propósito fundamental va a ser el mismo. El Cuerpo de Cristo está moviéndose hacia un estado de perfección. La meta es que la Iglesia sea perfecta así como Cristo es perfecto. Cada don de servicio es dado por Dios para promover el desarrollo del Cuerpo.

Dios ha llamado a sus hijos no sólo para estar unidos, sino también para que trabajen unidos hacia una misma meta. Cada creyente es responsable de cumplir una parte dentro de la "obra del ministerio".

III. Ministre o otros creyentes (Romanos 12:4-8)

A. Los principios

El versículo 3 de Romanos 12 realmente da comienzo al pensamiento de los versículos 4-8. Pablo habló de la actitud que cada creyente debe tener hacia sí mismo. Nadie debe tener "más alto concepto de sí que el que debe tener". En Efesios 4:2, vemos un llamado a la humildad y a la mansedumbre. También se menciona "la medida de fe que Dios repartió a cada uno". Un comentarista dijo que esta fe es simplemente el poder que Dios reparte para que se lleve algo a cabo. Los versículos 4-8 amplían estas verdades, y se vuelve evidente que Dios le atribuye mucho valor a cada creyente y a lo que El puede lograr a través de él o ella.

Cada creyente tiene un lugar de ministerio dentro de la Iglesia. Pablo usó la analogía del cuerpo humano para mostrar la diversidad dentro del Cuerpo de Cristo (w. 4,5). Aunque las diversas partes del cuerpo tienen funciones diferentes, todas son parte del mismo cuerpo y se necesitan mutuamente.

Pregunta: Este énfasis sobre el lugar especial que cada creyente tiene dentro de la Iglesia ¿significa que hay sólo una posición de servicio que él o ella puede llenar?

Los cristianos pueden preocuparse mucho por saber cuál es la función específica que Dios quiere que cumplan en el Cuerpo de Cristo. Se aplican tan seriamente el ejemplo de Pablo del cuerpo humano que peligran de limitar su función en el Cuerpo de Cristo. Una mejor manera de aplicar esta verdad es estar dispuesto a servir en cualquier capacidad en cualquier momento, reconociendo que Dios todavía puede usarlo como individuo para ejercer ese don especial. Dios es soberano;

El elige usar al creyente de diversas maneras.

B. La práctica

Hay que recordar este principio al ver los diversos dones mencionados en los versículos 7 y 8. Aunque Pablo escribió de diferentes creyentes usando diferentes dones, ningún creyente debe pensar que sólo uno de estos dones es para él o ella.

Después que Pablo presentó la analogía del cuerpo para enfatizar que cada creyente tiene un ministerio especial dentro de la Iglesia, presentó varios principios para cumplir con esas funciones. A pesar de que se nombran sólo algunos dones, cualquier don que el creyente ejerce en cualquier momento dado puede formar parte de estos principios.

En primer lugar, Pablo enfatizó que la capacidad de cada persona para ministrar viene por la gracia de Dios. Estos dones no se ganan, sino se ofrecen gratuitamente a cada creyente.

Pregunta: ¿Cómo debemos ver nuestros dones y los dones de otros, sabiendo que se originan en la gracia de Dios?

A los ojos de Dios, ninguna persona es más importante que otra simplemente porque los dones que ejerce en su ministerio parecen ser más sensacionales. Los dones se imparten según las necesidades del Cuerpo y para la gloria de Dios.

Pablo siguió presentando ejemplos de varios ministerios que los creyentes podrían desempeñar; funciones que los cristianos podrían cumplir de acuerdo con sus habilidades y oportunidades. Además señaló que no es suficiente desempeñar la función correcta; también debe hacerse de la manera correcta.

Los profetas deben profetizar, dijo Pablo, de acuerdo con la "medida de fe". Mientras que el apóstol habló de esta manera del don de profecía, aparentemente los dones mencionados en el resto del versículo también estarían sujetos a la misma norma. Esta "medida de fe" probablemente puede comprenderse de la misma manera que "a la medida de fe" en el versículo 3. El creyente debe ejercer el don en el poder que procede del Señor.

Los dos dones mencionados en el versículo 7 están agrupados con instrucciones adicionales. El dar debe hacerse con sencillez, refiriéndose al motivo del dador. Este no debe esperar honor o recompensa por su generosidad. El que administra debe hacerlo con diligencia, es decir, con eficiencia y sin excusas. El que muestra misericordia y trae alivio a alguien, debe hacerlo con alegría. Parece razonable esperar estas cualidades cuando se ejerce cualquier don espiritual.

Aplicación

Uno de los grandes beneficios de la salvación es el gozo de pertenecer a la familia de Dios, la Iglesia. Ninguna otra relación en la tierra es tal como ésta. Dentro del contexto de la familia de Dios encontramos instrucción, consejo, fortaleza, ánimo y amor. Disfrutamos de tiempos de bendición en la alabanza y el compañerismo. Cuando sufrimos, podemos recibir el respaldo cariñoso que necesitamos. Cuando nos regocijamos, hay con quien podemos compartir ese gozo.

Sin embargo, hay responsabilidades importantes en el Cuerpo de Cristo. Para que un Cuerpo pueda funcionar, debemos estar dispuestos a hacer nuestra parte. Así como necesitamos a otros, ellos también nos necesitan a nosotros. Un organismo vivo no es más fuerte que los miembros que lo forman. En este mundo los que somos miembros del Cuerpo de Cristo somos sus manos, sus pies y su voz.

Cristo no estableció la Iglesia para que fuera un club social o una asociación estudiantil espiritual, sino para ser el medio único por el cual su pueblo pueda recibir exhortación, edificación y madurez en la fe. La participación activa en su Cuerpo por cada creyente es importante no sólo para nuestro bienestar espiritual, sino para el de muchos otros. Cada uno de nosotros tiene un lugar que ocupar. No tiene que ser una posición espectacular para ser importante. Hay una grande satisfacción cuando alguien hace lo que fue creado para hacer. Anime a sus alumnos a preguntarse a sí mismos, ¿Reconozco los dones y habilidades que Dios me ha dado? ¿Qué pasos debo tomar para cumplir con el propósito de Dios para mi vida?


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